4 conceptos de la eficiencia energética en la vivienda
Gran parte del parque residencial existente es muy deficiente por su elevada edad, cuestión que se traduce en falta de aislamiento del edificio e instalaciones con problemas. Aproximadamente el 55% es anterior a 1980 y el 21% cuenta con más de 50 años. Esto se traduce en un problema energético ya que sector de la vivienda absorbe más del 40% del consumo final de energía.
1. Consumo energético
No se debe subestimar por parte de propietarios e inquilinos el consumo energético de sus viviendas. Al adquirir un coche siempre se pregunta por su consumo, mientras que al comprar un piso muy pocos lo hacen. Ni vendedores particulares ni compradores suelen dar importancia a la calificación de un inmueble pese a que afecta directamente a su economía. Para los primeros, una casa de bajo consumo se traduce en un mayor valor del activo, mientras para los segundos puede suponer un gran ahorro.
2. Gasto anual
Mientras que alimentar energéticamente una casa G cuesta 2.200 euros al año, abastecer una vivienda A supone 200, lo que supone una diferencia de gasto de 2.000 € al año. Este cálculo se hace sobre un piso de 100 metros cuadrados útiles con una antigüedad próxima a 50 años. La cuantía en el caso de un inmueble E, calificación que no es difícil de alcanzar, asciende a los 1.100 euros anuales.
3. Financiación
El comprador de una vivienda eficiente también podrá obtener una financiación más atractiva, con un menor tipo de interés cuanto más sostenible sea la vivienda.
4. Trabajos de rehabilitación
Con una moderada inversión por parte del propietario puede mejorarse de modo importante la eficiencia de los edificios y lograrse importantes ahorros, con los que se amortizaría en pocos años el pago para la mejora.
Simulaciones de cómo un piso en planta de 90 metros cuadrados con etiqueta G puede mejorar su calificación energética. Bastaría con mejorar la envolvente (invirtiendo 6.000 euros) o las instalaciones (4.000 euros) para que escalara a una calificación E. Realizando las dos actuaciones conjuntamente, la casa llegaría a la D. Es decir, con una inversión de 10.000 euros se ahorrarían 1.600 euros al año. Esta misma casa podría llegar incluso a rozar la máxima eficiencia si se le dota de energías renovables. Por un coste añadido de en torno a 5.000 euros subiría incluso a una etiqueta B, con lo que rebajaría hasta en un 88% sus emisiones de CO2 respecto a su estado (G). Para alcanzar la letra A se podrá pensar en instalar calderas de biomasa y recuperadores de calor, llegando a los 40 kwh/m2 – año, cerca ya del estándar passivhaus que requiere, entre otras premisas, que el consumo sea menor de 15 kwh/m2 –año.